XVIII Festival de Cine y Derechos Humanos

A menos de un mes de celebrarse, la pandemia obligó a cancelar el pasado Festival de Cine y Derechos Humanos de San Sebastián. Un año después, el mundo ha seguido girando, acrecentando las desigualdades en su nueva normalidad. Es por ello que el 18º Giza Eskubideen Zinemaldia resultaba más necesario que nunca. El simbolismo del cartel de esta edición adquiere un renovado sentido de resiliencia, cucharas encadenadas, incapaces de vaciar la arena del desierto de las injusticias pero que, permaneciendo unidas, se mantienen firmes.

Traidores

Jon Viar

La vida del director Jon Viar ha estado marcada en gran medida por la figura de su padre, que en su juventud perteneció a una ETA que comenzaba a recorrer la vía del terror. Condenado en el Proceso de Burgos y amnistiado tras varios años de cárcel, Iñaki renegó de la violencia para convertirse en uno de los impulsores del Foro de Ermua y un traidor a ojos de algunos. En el documental que firma su hijo, la trayectoria de la banda terrorista discurre paralela a la biografía familiar y su propia historia, cristalizada en esas grabaciones en las que el joven Jon ficcionaba la realidad de los asesinatos con su cámara casera como en un film de acción. Es un trabajo contado desde las entrañas de lo personal con una sinceridad y valentía inusitadas, especialmente en su mirada crítica a ese nacionalismo equidistante. Traidores nos habla del peso de un pasado insuperable, pero también del valor necesario para enfrentarse al mismo. Cuando padre e hijo recorren juntos los muros de esa prisión abandonada de la que un día trató de fugarse o regresan al escenario donde la bomba no explotó, uno entiende que cerrar las heridas significa también reconciliarse consigo mismo.

Traidores, de Jon Viar

Yalda, la noche del perdón

Massoud Bakhshi

Con ocasión una festividad tradicional, una condenada a muerte puede evitar su sentencia si es perdonada por la familia de la víctima en un programa de televisión. Es la premisa, aparentemente imposible pero basada en hechos reales, de este film iraní que refleja en vivo y en directo una opresión religiosa y moral en la que las mujeres reciben siempre un doble castigo. Recurriendo a un guión con mimbres de thriller, Massoud Bakhshi consigue mantener la tensión a lo largo de ese reality propio de las distopías de Black Mirror, un espectáculo terrible y surrealista en el que la vida y la muerte dependen de un mensaje de texto. Sin embargo, son las interpretaciones de las actrices Sadaf Asgari y Zakieh Behbahani las que aportan los matices de ese perdón ante los focos, un duelo de contraplanos entre dos mujeres separadas por diferencias de clase a las que une una misma condición. Se puede pensar que lo que cuenta esta película queda lejos de nuestra realidad. Basta coger el mando a distancia para comprobar que nuestro día a día tampoco es ajeno a los juicios mediáticos y la prostitución de los sentimientos en horario de máxima audiencia.

Yalda, la noche del perdón, de Massoud Bakhshi

La vida secreta de los árboles

Jörg Adolph, Jan Haft

En una escena de La princesa Mononoke, la epopeya ecológica del maestro Hayao Miyazaki, la diosa del clan de los lobos reprocha al protagonista: «los árboles gritan de dolor al morir, pero tú no puedes oírlos«. Algo de eso hay en este documental que lleva a la pantalla el libro homónimo del alemán Peter Wohlleben, guarda forestal, divulgador y activista verde cuya figura es hilo conductor del film y sujeto de estudio. Más allá de la belleza de esos time lapses en los que el tiempo avanza acelerado y la naturaleza se mueve ante nuestros ojos, es complicado resumir todos los temas que toca esta película, desde la concepción del bosque como organismo consciente, su explotación sostenible o la necesidad de trasmitir su importancia a las nuevas generaciones. Pero, sin duda, lo que trasciende es el existencialismo que la impregna, la visión de las cortezas, ramas y hojas como reflejo de nuestra propia sociedad. Ya sea la Selva Negra, Aokigahara o los hayedos de Irati, el mensaje es universal. Somos parte de esa misma naturaleza. Volviendo al film de Miyazaki: “no está muerto, San. Está aquí, ahora, intentando decirnos algo. Nos está diciendo que vivamos

La vida secreta de los árboles, de Jörg Adolph y Jan Haft

Ocupación S.A.

Laura Daudén, Sebastián Ruiz Cabrera

Como de costumbre, el Festival reserva un espacio en su programación al drama del pueblo saharaui. Precedido por la poética de Mutha y la muerte de Hamma-Fuku, un corto que evoca la nostalgia del recuerdo familiar y su herencia en mitad de un desierto plagado de minas, el impacto de un documental como Ocupación S.A. es frontal. Aunque sepamos de la ocupación marroquí y sus consecuencias, este trabajo de investigación desvela un aspecto de la misma no demasiado conocido. Y es que nuestro país viene participando de forma activa en el expolio del Sahara Occidental y la represión de su gente a través de negocios que extienden sus tentáculos en la industria pesquera, la venta de armas o el petróleo. La valentía de Ocupación S.A. no reside únicamente en denunciarlo. También en señalar a todas esas empresas e instituciones oficiales. Y lo más importante, poner nombre y apellidos a quienes las dirigen. Si su responsabilidad es legal, la nuestra lo es moral. Pocas metáforas tan poderosas para ilustrarlo: mientras unos tienen prohibido bañarse en sus propias playas, otros nos recreamos en arena robada.

Ocupación S.A., de Laura Daudén y Sebastián Ruiz Cabrera

Caught in the Net

Barbora Chalupová, Vít Klusák

Todos sabemos que en Internet nuestra privacidad está a merced de cualquiera, aunque no siempre ponemos rostro a los depredadores que acechan a niños y adolescentes en las redes amparados por el anonimato. Para demostrarlo, los directores de este documental contrataron a tres actrices caracterizadas como menores de edad, un cebo para quienes se pusieran en contacto con ellas a través de sus falsos perfiles. El resultado de esta trampa para lobos vestida de experimento social sobrepasa la peor de las pesadillas. Caught in the Net es un trabajo tremendamente incómodo, en el que el espectador se ve forzado a enfrentarse cara a cara con unos monstruos pixelados, pero también indignante por toda la carga de inconcebible impunidad que conlleva. No consuela que todas estas grabaciones fueran puestas a disposición de las autoridades, demostrando de nuevo que -a veces- el cine puede cambiar el mundo. A la salida de la proyección, uno sale con el estomago revuelto, tratando de pensar que esas habitaciones infantiles no dejan de formar parte de un decorado, pero consciente de que las ficciones de esta película son la punta del iceberg de una realidad perturbadora.

Caught in the Net, de Barbora Chalupová y Vít Klusák

A Black Jesus

Luca Lucchesi

En la Italia de Salvini, el drama migratorio del Mediterráneo se ha convertido en un arma política arrojadiza, alimentando unos prejuicios que calan en una sociedad cada vez más polarizada. Con la mirada puesta en lo personal, el director Luca Lucchesi ha viajado al pueblo natal de su padre, donde se produce una situación paradójica. Mientras los piadosos habitantes de Siculiana adoran la imagen de un Cristo negro, miran con recelo al grupo de africanos alojados en el centro de acogida. Hay una dicotomía constante en este documental en el que la cámara ejerce de observadora imparcial bajo la música del compositor Roy Paci, todo un microcosmos de realidades separadas que ni siquiera se mezclan en el campo de futbol. Aquí no hay conflicto ni tensión soterrada. Más bien, resignación. Y aunque se pueda encontrar algo de luz en la figura solidaria del profesor de italiano o esos niños que se abren al mundo, la procesión del Cristo negro y redentor en la que los refugiados participan con la condescendencia de los locales no es más que otra fachada social. No tenemos que irnos hasta Sicilia para comprobarlo. Pueblo pequeño, infierno grande.

A Black Jesus, de Luca Lucchesi

100UP

Heddy Honigmann

En la última década, la esperanza de vida no ha dejado de aumentar y con ella el número de centenarios. En este documental, la prestigiosa realizadora Heddy Honigmann recorre el mundo poniendo cara a algunas de estas personas, entre otras, una antigua estrella de jazz, una eminente sexóloga, un médico que sigue pasando consulta en el hospital cada día o una refugiada del nazismo que ha sobrevivido a todos. Aunque sus historias personales sean entrañables, nostálgicas, divertidas e interesantes por sí solas, este collage humanista delicadamente filmado busca también respuestas al secreto de esa longevidad. Si algo comparten los protagonistas del film es un entusiasmo y curiosidad mantenidos en el tiempo. Así, este inusual retrato de la vejez despliega luz donde la cercanía de la muerte y la decrepitud física no vencen a las ganas de vivir. Es más, el trabajo de Honigmann ofrece también una certera reflexión sobre los ritmos vitales de un mundo que avanza demasiado rápido. Puede que la edad sea algo más que un número pero, como en una película que no acaba, la vida tampoco tiene por qué dejar de crecer con el paso del tiempo.

100UP, de Heddy Honigmann

Bulletproof

Todd Chandler

Han pasado casi veinte años desde que Michael Moore expusiera en su Bowling for Columbine la psicosis colectiva estadounidense ante los tiroteos escolares. Bulletproof retoma aquél tema para desvelarnos que ha terminado convirtiéndose en un negocio que mueve millones. Detrás de una gran feria especializada en Las Vegas o una mujer que fabrica chalecos de kevlar a prueba de balas en un taller casero para los menos pudientes, hay lecturas que desbordan el patio del colegio, enraizadas en la política del miedo y la hipervigilancia, la violencia racial o la cultura de las armas que asociamos al imaginario americano. Y aunque este documental se disperse demasiado tratando de abarcar todos esos temas, el director Todd Chandler acierta de pleno en lo sutil de su posicionamiento utilizando un montaje de imágenes que hablan por sí solas. Frente a las técnicas de relajación o la reflexión en las aulas, un ejército de profesores disparando en la oscuridad a un blanco invisible. Terminado el tiroteo, solamente queda una clase de pupitres vacíos. La lectura es tan clara como incontestable. Dentro de un polvorín, es mejor no abrir fuego.

Bulletproof, de Todd Chandler

Bienvenidos a Chechenia

David France

Resulta incomprensible que un suceso tan atroz como la persecución del colectivo LGTB perpetrada por el dictador Ramzan Kadyrov en la República de Chechenia, con el beneplácito del Sr. Putin, haya pasado tan inadvertido. Es lo que viene a denunciar este documental que adopta la tensión constante de un thriller, con sus pisos francos y sus huidas desesperadas camino al estatus del refugiado, estremecedoras grabaciones y testimonios de esa absurda caza al diferente. El realizador David France cierra así una trilogía iniciada en Cómo sobrevivir a una epidemia y The Death and Life of Marsha P. Johnson, dos films que ensalzaban también el indiscutible heroísmo de los activistas, presentados aquí como verdaderos agentes de una resistencia clandestina. No son menos valientes esos perseguidos a los que la película termina devolviendo nombres y rostros, modificados digitalmente para garantizar su seguridad. Un demoledor film de urgencia que genera terror e indignación a partes iguales, dejando pocos resquicios de esperanza para tanta impotencia. En la vida real no siempre ganan los buenos, aunque las causas que defiendan sean justas.

Bienvenidos a Chechenia, de David France

Silencio roto

Montxo Armendáriz

El premio especial del Festival al director Montxo Armendáriz y la productora Puy Oria venía acompañado de la proyección de Silencio roto, que este año celebraba su vigésimo aniversario. Dos cosas destacan en este magnífico film ambientado en los años inmediatos al final de la Guerra Civil y un pueblo donde los maquis escondidos en las montañas libran una resistencia imposible. De una parte, la delicadeza con la que su guión hilvana una historia de ideales y pasiones sin caer en el manierismo, la idea de una sociedad dividida por las heridas abiertas pero también por las elecciones internas de los perdedores, orgullo o resignación. De otra, el extraordinario reparto, desde esa Julia de inocencia endurecida a la que da vida Lucía Jiménez a la veteranía de gente como Mercedes Sampietro o Álvaro de Luna. Armendáriz consigue contar una historia solemne y poética sobre esos tiempos sombríos de los que habla el poema de Brecht, un pasado que debe ser recordado. Vista hoy en día, el mensaje no ha cambiado. Como decía el propio Montxo, más que en la victoria, la esperanza cristaliza en la posibilidad de seguir luchando.

Silencio roto, de Montxo Armendáriz

Petis Pays

Éric Barbier

Clausura el Festival Petit Pays, un drama de infancia en torno al horror de las guerras civiles y limpiezas étnicas que asolaron Burundi y su vecina Ruanda en la década de los noventa. A la hora de adaptar el best seller de Gaël Faye, Éric Barbier ha dejado fuera de plano el grueso de la violencia de aquellos años, abordándola desde la mirada del pequeño protagonista. Para Gabriel, el mundo no puede extenderse mucho más allá de la seguridad de su casa, aunque su herencia mestiza lo sitúe en terreno resbaladizo frente al odio que divide a Tutsis y Hutus. Será la desintegración del matrimonio formado por unos espléndidos Jean-Paul Rouve e Isabelle Kabano la que discurra en paralelo al terror que se va gestando a su alrededor, hasta que la realidad sea revelada en toda su extensión y crueldad. Así, durante gran parte del metraje, la película es un film luminoso en el que los paisajes y el costumbrismo enmarcan los recuerdos de una infancia arrebatada que en sus últimos compases termina cediendo al melodrama. Atravesado el horror, la niñez se convierte un mundo lejano, un pequeño país que era propio pero nunca más podrá recuperarse.

Petit Pays, de Éric Barbier

TOP XVIII Festival de Cine y Derechos Humanos

1.- Bienvenidos a Chechenia

2.- Caught in the Net

3.- Yalda, la noche del perdón

Textos: Fernando Iradier @Fer_Iradier