Nomadismos en pos del diseño, travelling on air.

Julia y Miguel, son dos nómadas, sí sí como los que estudiábamos en los libros de historia del colegio; solo que estos llevan una mochila a sus espaldas cargada con portátil, cámara y disco duro, además de la ropa. Llevan 629 días viajando y nos atendieron hace unas semanas por Skype desde Thailandia. Dijeron “hace un frío que pela, llevamos pantalón largo, sudadera y calcetines gordos”. A pesar de ello, la envidia que les tenemos sigue siendo máxima. 

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Os habrán hecho mucho la pregunta, pero, ¿porqué huir de la rutina del mundo de la agencia del que veníais? Hay una frase que dijo Julia en una entrevista a este respecto: “Esperé y apoyé un cambio que no llegó y el cambio lo decidí hacer yo misma”. ¿Crees que resume el impulso final para tomar la decisión de irse?

J: Sí, pero había muchos factores. Uno era por ejemplo que nos gustaba mucho viajar, que siempre habíamos tenido las tres semanas que tiene todo el mundo de vacaciones y queríamos hacer algo más. Pero realmente, la situación era la que era, eso es así. Trabajábamos en una agencia y estábamos un poco con lo justo y como reto personal queríamos algo más para nosotros. Y nos dijimos, bueno si no llega el cambio aquí profesionalmente al país, pues lo buscamos donde sea o cómo sea.

Entonces el estudio comenzó a surgir un poco con la idea de “Dónde está Wally” y  presentamos el proyecto. Pasó el filtro creativo, pero en el de cuentas se quedó un poco estancado. Pero bueno, fue una idea que nos impulsó un poco a que formáramos el estudio de diseño y ha supuesto un cambio a muchísimos niveles. En parte se ha influenciado por las ganas de viajar y hacer algo nuevo y por otro lado por la situación que había ahí, por un cambio que no llegaba.

Ahora seguís haciendo diseño y publicidad, pero el rollo cambia y mucho.

M: Claro, el hecho de que se te hayan abierto las puertas, nos ha permitido conocer gente de diversos sectores y de la publicidad. Hemos conocido unos cuantos y cuando nos cuentan un poco cómo están las cosas en su país y dices pues esto… suena bien, no? Son cosas que crecen y funcionan y son un poco las cosas que a uno le gustaría ver y tener para trabajar en su país. Entonces gracias al viaje podemos también buscar un cambio, buscar posibilidades en vez de estar en España un poco frunciendo el ceño y  amargados por la situación.

J: Somos como dijo Miguel un día, directores creativos de nuestra propia vida.

M: Sí bueno, yo creo que es la manera de resumirlo.

J: Esto tampoco es desvincularte del todo de tu profesión, al revés, sino que es ampliarlo. Hay muchos niveles, donde la experiencia que hemos conseguido con este proyecto no lo hubiéramos conseguido en una agencia, hemos trabajado para mamitas bolivianas, hemos trabajado con unas chicas que eran miembro de una tribu cazacabezas… jajaja. Eso te da un contacto con tanta gente distinta, que no lo ganas en ningún sitio.

El sistema de trueque… Dice la sabia wikipedia que existe desde el neolítico y que surgió con la aparición de la sociedad agricultora-ganadera. ¿Os la jugasteis un poco al plantear una fórmula que ya no tiene  uso en la actualidad?

J: Sí, bueno, empezamos con el proyecto este un poco experimentando, porque no sabíamos cómo iba a ir, si la gente iba a aceptar los trueques o no. Igual empezábamos el viaje, se acababa en un año y no habíamos conseguido nada, existía esa posibilidad también.

M: Hicimos muchos dibujitos, jaja.

Entiendo, que os fuisteis con unos fondos, un dinero base para poder subsistir si todo iba mal. 

M: Sí es así, pero gracias al trueque lo que ha pasado es que hemos alargado el viaje el doble de lo que podríamos haber hecho en un momento dado.

J: Por una parte alargas en tiempo y consigues cosas y experiencias que no te planteabas poder lograr. El rocódromo Malayo, por ejemplo. La escalada es algo que nunca habíamos pensado pero gracias a un trueque, acabamos escalando con toda una familia malaya y toda la peña escaladora de Kuala Lumpur. En Malasia por ejemplo ha sido el país donde más hemos estado y fueron tres meses en los que no hubo solo trabajo y alojamiento, sino que fueron tres meses totalmente integrados en la comunidad malaya, en un pueblo súper pequeñito, donde muchos no hablaban inglés, vamos, muy rural todo, como muy auténtico.

 

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Así que llega un punto en el que intercambias vuestros servicios incluso por experiencias o actividades. ¿Os ha permitido hacer más cosas de las que queríais?

M: Pues sí, muchas más cosas. El tema del buceo por ejemplo, es una cosa que hemos seguido mucho, porque nos mola, pero la realidad es que salimos con un certificado medio y ahora mismo podríamos trabajar de máster de submarinistas.

J: Eso era algo que sin el trueque nosotros no lo hubiésemos hecho. Nos ha abierto mogollón de puertas. Realmente el viaje en sí te abre muchas puertas.

Por lo tanto, habéis demostrado que el trueque no solo funciona, sino que además, aporta, ¿no?

J: Bueno, en el fondo es lógico, porque todo el mundo está ganando lo que necesita. Nosotros ganamos tiempo, el integrarnos más allí y el alojamiento, comida o lo que sea que cambiemos.

M: Realmente hay como dos factores, por un lado el hecho de ir por ahí haciendo trueques diciendo que trabajas a cambio de algo y otra cosa es el presentarte en la casa o el negocio de alguien y decirle “Hola, somos diseñadores nómadas y hacemos trueque…” Claro, cuentas un poco la historia de una manera rápida, simple; de hecho, el sistema de trueque ha facilitado un poco las cosas. Había gente que nos preguntaba cuánto cobrábamos y le contábamos la historia de que lo cambiábamos por otra cosa y la gente, piensa “me ahorro unas perras y tengo aquí a la pareja esta aquí currando”. Además, llega un punto en el que te empiezan a dar más de lo acordado y hay muy buen rollo. Imagínate la relación entre publicista y cliente, imagínate si fueran tan… no sé cómo decirte. Estáis al final tan juntos todo el santo día que lo único que puede salir de ahí pues es algo muy humano, salen las cosas rodando.

¿Cómo es el día a día en la vida de los diseñadores nómadas? Habéis pasado de la corbata , los tacones y los cafés, a las playas con birras y bañador? 

M: Jaja, claro, de algún lado le hemos dado la vuelta a la tortilla totalmente. En muchos casos son momentos como muy simples, pero molan un huevo.

J: Claro, es que te vienen tus clientes para buscarte a casa para ir a la cascada a pasar todo el día. Sí, hay muchas cosas que son muy básicas, pero es que la experiencia que te hacen vivir esas cosas básicas es brutal. Hemos tenido de todo, el primer trueque fue a cambio de una tienda de campaña con un colchón que aquello parecía un colador de los agujeros que tenía. Nos levantábamos a las 4 o 5 de la mañana con el colchón totalmente deshinchado.

M: Luego de repente llegamos a Bolivia y conseguimos un pedazo de trueque. Cambiamos una señalética en un hotel con unas vistas espectaculares, con un cuarto más grande que nuestro piso de Barcelona con piscina y sauna y fue como Olé! Y se agradece jajaja. Dices… ¿de todos los sitios del pueblo el que ha caído es el pedazo hotel? Bendito sea!

 

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Pero como en todo, habrá clientes y gente de todo tipo, ¿no?

J: Sí, por ejemplo en Filipinas me llamó mucho la atención una cliente con la que trabajamos, que nos dijo que nos iba a dar el mejor cuarto de todos y a tratarnos lo mejor posible porque valoraba nuestro trabajo y sabía lo que costaba. Es genial. En cuanto realmente ven que estás haciéndolo mejor, te van ofreciendo más. Porque esto no es pin pan pun, te hago un logo, un blog o una web para salir del paso y ya está. Intentamos hacer las cosas lo mejor que podemos y de la forma más barata y profesional al mismo tiempo, para que ellos no tengan que invertir un duro.

Parece que con todo lo que hacéis, el curro, el blog, el catálogo de fotos, redes, vuestros días tienen más de 24 horas. También sacaréis tiempo para turismo, ¿no?

M: Jajaja, sí la verdad que es mucho curro. Aunque no lo parezca el blog es mucho trabajo y la iniciativa de Aire Fresco también es algo que nos lleva tiempo y normalmente cuando estás trabajando no te da tiempo a hacer nada eso, pero efectivamente, mientras uno busca trabajo o va al próximo destino donde le interesaría conseguir trabajo, uno va aprovechando para hacer turismo. Hay que hacerlo tanto si estamos en modo viaje o trabajando, siempre hemos tenido tiempo de ver cosas y tener experiencias, muchas veces por nuestra propia cuenta y otras veces gracias a nuestros clientes / amigos / familia que nos llevan a hacer cosas de todo tipo. Con un poco de instinto interno, se va viajando, buscando el destino, el trabajo.

Hay una anécdota vuestra que me dejó flipada y me pareció muy heavy ¿cómo fue eso de cruzar el Amazonas por el río? 

J: Sabíamos que lo queríamos cruzar por río, pero no es ningún pack turístico ni nada, es todo muy local. Nos dijimos, si sale bien, sale genial; si no sale, pues bueno, ya veremos cómo hacemos, jajaja. Había que esperar a que pasara el carguero donde se suben los locales y eso es una o dos veces al mes. Entonces intentábamos encontrar información con gente ahí de la zona, pero había gente que incluso ni nos entendía, que hablaban dialectos no sé si tribales. Y al final fuimos al sitio de donde partía el primer barco y dijimos, bueno, montémonos en el primero y a ver qué pasa y así fuimos un poco a la aventura.

M: Básicamente fuimos haciendo un poco de barco-stop.

J: De repente vimos a dos chicos que estaban un poco como nosotros, viéndolas venir y apareció un hindú en medio del amazonas con una canoa y dijimos bueno pues nos montamos, un tío que estaba haciendo un tour a lo Indiana Jones, pero estaba acojonado porque le acababan de atracar en Quito y dijo que nos fuéramos con él. Nos montamos todos en la canoa, nos metimos y por poco la hundimos del peso.

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¿No parecía la opción más fiable no?

Jajaja. No teníamos más opción la verdad. Había un señor local que llevaba la barca esta y que nos dijo que nos proporcionaba alojamiento para el hindú pero que a nosotros no y que si teníamos hamacas que ya las colgaríamos por ahí por la selva. Total que nos pusimos a recolectar plásticos, por si acaso llovía porque no teníamos ni idea de dónde íbamos a estar. En mitad del Amazonas compramos un toldo, así que imagínate, jajaja.

El paisaje que veríais cruzando el Amazonas, ¿alucinante no?

J: Sí, porque al final incluso nos quedamos a dormir con una familia tribal con la que no nos podíamos comunicar en absoluto y que además, yo creo que estaba en estado de shock viendo al hindú y a los cuatro blanquitos: un tejano, un canadiense y nosotros dos, jajaja.

M: Eso fue una de las experiencias más chulas del viaje, esto nos marcó mucho.  Imagínate llegar a una casa elevada del suelo un metro y medio, que vas a poner la hamaca ahí y que la señora te dice que la pongas más allá, donde están durmiendo ellos con una toda la familia, la mosquitera, un fuego, el crío ahí que parecía un Mowgli… Fue espectacular! El amazonas es una de esas historias que es muy difícil de describir realmente, es aventura, es adrenalina, es conocer, es ser un poco el foráneo de la jungla, es muy potente. El concepto de la selva, el ruido, es… altamente recomendable.

Habláis todo el rato de la parte humana, emocional, que al final es lo que os está llenando en este viaje. ¿Cuesta dejar los sitios para partir a un nuevo destino?

M: Un montón, da mucha pena. Han salido muchas lágrimas de todos lados y de todo el mundo. Además, los clientes siempre te dan un pequeño regalo personal de despedida que ni lo esperamos y de repente te traen algo, en el fondo es todo amor, es espectacular. Al final el enlace entre cliente y agencia se convierte en una especie de amistad, una especie de familia y lo que sale de ahí tiene muchas posibilidades y todos salimos muy contentos.

J: Por ejemplo el último sitio en Malasia, la mujer de la isla que nos daba de comer que era súper humilde y rural, se puso de llorar cuando nos íbamos y nosotros igual, era un drama de telenovela. Los blanquitos, los matzales como nos llaman, llorando con la más local de las locales.

 

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Quizá a esa pena se suma la idea de que probablemente no volveréis…

M: Hay sitios a los que sabes que no vas a volver, porque cuándo y cómo vuelves. Pero hay sitios, de verdad, que sabemos que vamos a volver, que nos encantaría llevar a nuestra familia y decir, aquí estuvimos viviendo un mes, dos, tres meses y que vean un poco cómo nos hemos hecho un hueco y nos hemos sentido en casa en sitios en los que son ajenos a lo que estás acostumbrado.

J: Es que haces vida ahí, al final todo el mundo te conoce o te llamaba por nombre local. Miguel era Pan Yan que es largo en malayo, es que mide casi dos metros, jaja. Y sí, al final eres parte de la comunidad totalmente y el cambio de ser turista a vivir ahí es grande.

Contando así las experiencias todo parece divertido, pero supongo que habrá habido momentos muy duros ¿os habéis planteado dejarlo en algún momento, volver a casa?

J: Hay momentos de todo, es que en el fondo no es un viaje, es una vida. Si en un año o en un mes en tu casa también tienes momentos buenos o malos, pues imagínate en un viaje así, en el que te sometes a condiciones extremas a las que no estás para nada acostumbrado, estás más expuesto… Lo bonito es muy bonito y lo malo, es muy malo. Luego aprendes más tarde y realmente te ríes, pero en el fondo te queda como una experiencia del viaje.

Menos mal que os tenéis el uno al otro, ¿no? Además, me resulta curioso, porque sois pareja creativa, sentimental y de viaje… Hay parejas que no pueden ni con el día a día, ¿cuál es vuestro secreto? 

Jajajaja. La verdad que se aprende mucho de esta convivencia así. Es una convivencia muy intensa y aprendes a entender, en el fondo y hay momentos que hay uno más débil, que el otro está más débil por lo que sea y el otro tiene que ser el fuerte y vas equilibrando un poco la balanza.

Podría hacerse esto, como terapia de pareja, ¿no?

Bueno, conocemos muchos casos de otros viajeros, hay gente que se separa en un momento del viaje y luego vuelven a juntarse, otros que vuelven a casa… Puede pasar de todo.

Vuestra iniciativa ha llamado mucho la atención y cada vez hay más gente como vosotros, ¿ha nacido un nuevo concepto de vida o de trabajo?

M: Un medio peruano decía que lo mismo que estamos haciendo nosotros estaba muy de moda también entre los jóvenes de Perú, sólo que sin el sistema de trueque: artistas y fotógrafos, en definitiva, emprendedores que son de este mundillo, que lo dejan todo comienzan a viajar.  Así que ahí andamos, dando consejillos. Hay en muchas culturas que el año sabático lo tienen como obligatorio cuando acaban los estudios universitarios, o antes incluso. Hay que hacer algo que te enriquezca a ti personalmente.

La charla ha ido genial. Me despido de ellos con un buen rollo en el cuerpo innegable y palpable. Con la grabadora en stop, les pregunté si estaban más orgullosos de su portfolio anterior o del portfolio nómada; tras vacilar unos momentos, contestan prácticamente al unísono que están más orgullosos del nómada. Grandes aventureros y personas, pero también grandes diseñadores y publicistas. Podéis echar aquí uno ojo a sus trabajos como diseñadores nómadas.

MIGUEL Y JULIA

 

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ENTREVISTA DE AINHOA GURRUCHAGA