Kutxa Kultur Festibala
Hacía años que el viejo parque de Igeldo “disfrutaba” a nuestros ojos de una imagen de espacio decadente, lleno de atracciones anticuadas; su laberinto del terror, sus autos de choque en los que se habrán partido una decena de espaldas, su paseo en barca y su fantasmagórica montaña suiza. Encanto intacto después de décadas. Y el recuerdo infantil de la ilusión de un niño aparece desde que montas en su funicular. El plan festivalero era sencillo; escuchar música y terminar el verano rodeados de modernetes al pie de los escenarios bebiendo birras por la tarde y jager por la noche. A priori el cartel tenía buena pinta. Estas son algunas de las cuestiones que, entre birra y birra, pudimos dilucidar, y que se nos ocurre comentar ahora. 10 concretamente:
— A pesar de algunos comentarios no demasiado positivos que escuchamos sobre Delorentos en las barras vip en las que con tanto cariño ponían las copas las amables camareras (una de ellas, pensándolo bien, no era amable…) … tenemos que darle una buena nota al grupo irlandés. Animaron el cotarro, se mostraron muy majetes, sobre todo su vocalista Rónan Yourell, y activaron al público con sus temas más sonados como Did we ever really Try, Bullet in a Gun, Care for… Nos la pelan los comentarios de barra. Estos dublineses molan.
— Lo mejor de Los Campesinos! fue Kim David. Una belleza galesa muy al estilo estético de Traisnpotting. Esa distancia que parece marcar con el público al que le canta, la hace interesante. Por lo demás, lo segundo mejor que vimos fue a las dos bandas británicas Delorentos y Campesinos! disfrutando de unas birras juntos en el posterior concierto de Love of Lesbian. Irlandeses y galeses bebiendo juntos. Un clásico, no?
— Russian Red nos parece un coñazo… la verdad, intentamos poner de nuestra parte, intentamos reírle un par de gracietas que hizo Lourdes, pero esta chica se desinfla. La discusión que mantuvimos fue cuál es un buen momento vital para escuchar Russian Red… y la conclusión fue que realmente ninguno… seguro que ahora tenemos muchos detractores más que antes de leer este párrafo. Qué cosas.
— Por otro lado, Santi Balmes es un tío de estos que dices: qué cabrón, éste cada año que pasa tiene que f… más. Él y los suyos arrastran a mucha gente, y sin ser santo de nuestra devoción (más detractores ahora mismo y subiendo…) reconocemos que el público es un señor (o una señora) muy entendido, que sabe lo que le gusta. Se demostró en Igueldo, Love of Lesbian arrasó.
— The Whip nos gustaron mucho más en directo de lo que habíamos escuchado en el omnipresente Spotify. Sí, era la primera vez. Los de Manchester finalizaron su potente concierto con Trash, y la verdad es que si hubieran tocado otra hora más nadie de los presentes se lo hubiera reprochado. Pero tocaba el turno de The Raveonettes. Bien. Después Maximo Park. Desastre y decepción, esperamos redimirnos la siguiente vez que les veamos porque con ellos sí nos quedamos con ganas.
— Marga, la ex de Trigger Travis y sus Anai-Arrebak hicieron las delicias de un público entregado en el escenario pequeño, que se quedó demasiado pequeño. Marga, como siempre, ya que no sabe hacerlo de otra manera, lo dio todo junto al resto de componentes. Unos cracks.
— Junto a los conciertos, fue un puntazo el poder dar una vuelta en la montaña suiza, o en los barcos , que nos depararon sorpresas… y más a ellas, dos animadas jovenzuelas que se vieron acosadas por olas de agua que les caían encima procedentes de los vándalos que les mojaban deseosos, desde el borde del lago artificial. El paseo en barco se convirtió en un improvisado de camisetas mojadas. Nos pillaba de paso y mira. Sin hacer ascos.
— Revolutionary Brothers amenizaron pero bien los ratos de reposición de energías, en forma de papeo y últimas birras, al final de cada uno de los dos días. Buen sabor de boca para bajar de Igeldo.
— Pueden llovernos algunos palos más también por decir esto. Nos gustó la estética indie general del festival, tanto a nivel grupal como del público que acudió durante los dos días al punto álgido de la ciudad a disfrutar del evento. Se agradece ver algo como este festi en la ciudad sin tener que irnos (que también es un buen plan) a Barcelona, Madrid, Benicassim… Producto «nacional» vale doble.
— Y las vistas. Las vistas desde lo alto son cojonudas. No queríamos hacer sangre del tema, porque luego dicen que somos unos egocéntricos y que nos miramos el ombligo demasiado con estas cosas. Lo que es como es, es como es.
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