KK Festibala, por Fernando Iradier
KUTXA KULTUR FESTIBALA 2015
Fecha: 4-5 Septiembre 2015
Lugar: Parque de atracciones de Igueldo (Donostia)
Asistentes: 5.000 / 5.000
Bandas: Vetusta Morla, Angel Olsen, Ainara Legardon, Angel Stanich, Anni B Sweet, Dotore, Eraul, Ghost Number & His Tipsy Gypsies, House of Wolves, Los Bracco, Mendetz, Pull My Strings, Purr, Tremenda Trementina // Yo La Tengo, The Strypes, La Habitación Roja, Albert Cavalier, Ama, Arizona Baby, Black Box Red, John Grvy, Mourn, Niña Coyote eta Chico Tornado, Novedades Carminha, Pet Fennec, Rafael Berrio, The Hot Sprockets, The Young Wait
VIERNES 4 DE SEPTIEMBRE
Consolidado ya como una de las niñas bonitas de la ciudad, el Kutxa Kultur parece haber dado un salto de calidad significativo este año. En apenas cuatro ediciones ha conseguido hacerse un hueco en el complicado circuito de los festivales de verano. Las claves de este éxito habría que buscarlas en la estrategia de reunir a grandes nombres de la órbita indie con propuestas más personales y bandas locales emergentes pero sobre todo en la explotación de un entorno único. Sea como sea, la respuesta del público ha sido masiva y la música ha vuelto a invadir de nuevo las viejas atracciones de Igueldo.
El encargado de abrir esta edición era Eraul, personalísimo proyecto del donostiarra Asier Beramendi. La escasez de público propia de las primeras horas de la tarde ayudó a crear una atmósfera íntima, perfecta para una colección de canciones sostenidas por la guitarra acústica y una voz delicada en la que el inglés y el euskera confluyen con una naturalidad asombrosa. Llamaba poderosamente la atención la edad de los músicos que lo acompañaban, demasiado jóvenes para la melancolía, especialmente esos violonchelo y violín que remataban el toque artesanal de un concierto sin pulir. No resultaba forzada la inclusión de algunas lecturas para ahondar en la idea del folk como recital poético. A seguir con mucha atención.
Siguiendo con los grupos locales, al rato saldrían a escena Ghost Number & His Tipsy Gypsies. Habíamos tenido ocasión de disfrutarlos -por fin- en el Musika Parkean hace unos días pero aquí sonaron mucho más cercanos y compactos. Con una peculiar puesta en escena y un repertorio musical ecléctico pero coherente, el sexteto orbita en torno al banjo y la voz del polifacético David 413, que terminó pagando con sangre su entrega. Beben de la música americana de principios de siglo, el country o el swing pero no les tiembla el pulso a la hora de arrancarse con un precioso vals rematado a capela. Su música es tan elegante como su vestuario.
Otros que también jugaban en casa eran Los Bracco. Grupo accesible donde los haya, lo suyo es el rock desenfadado y canalla, las melodías pegadizas y el coqueteo de las guitarras con deliciosos juegos de voces. Funcionan tan bien en directo que basta con verlos un par de veces para quedarse con sus canciones. Eso sí, en esta ocasión dio la impresión de que lucieran menos que de costumbre en el escenario. Ya empezaban a pulular por ahí los que habían venido únicamente al evento y se escuchaban las primeras barbaridades. El sinvergüenza que los calificó de “fito wannabe” debería limpiarse la cera de los oídos.
Lo malo de los festivales de música es que las actuaciones suelen solaparse, así que empezamos pronto con los descartes. Decidimos movernos al escenario principal para ver a Anni B Sweet. La malagueña Ana López tiene la suficiente personalidad como para esquivar el socorrido tópico de imitadora de Russian Red pero su indie pop no terminó de cuajar más allá de las primeras filas. Había mucha distancia entre ella y el público, por mucho que su vestido sixties hipnotizase a más de uno. A muchas de sus canciones les hubiese venido bien ese punto extra de fuerza que se intuía detrás de los acordes de Beginner. A medio concierto los más previsores ya estaban haciendo cola para garantizarse un sitio en el diminuto escenario del Teatro Escondido.
La actuación de la norteamericana Angel Olsen no estaba programada en el lugar ni el momento adecuados. Había que prestarle atención pero la gente no parecía dispuesta a darle una oportunidad a su folk-rock desnudo. No quita para que podamos hablar de un magnífico concierto, por la sutileza de esa voz que parece recitar un salmo violento y profético o la contención de una batería que lleva la rienda de las canciones, puro jazz en el acompañamiento. La frialdad de su directo quedaba muy lejos de lo que los oyentes ocasionales esperaban de una cara bonita, aún con temas tan accesibles como Forgiven/Forgotten. Brilló como esta estrella tapada por las nubes pero el escenario no le quedaba grande. Era el público el que no daba la talla.
Mucho más fácil lo tenían Mendetz para triunfar en un ambiente preparado ya para la fiesta. Pusieron a muchos a bailar desde el primer momento, temazo tras temazo, una rave de synthpop que estalló con su versión de la mítica Freed from Desire. Eso es meterse a la gente en el bolsillo y lo demás tonterías. Estupenda también la actitud de los catalanes en el escenario, animando constantemente y jugando con el aplauso interrumpido de Hap your claps. Calificar su música de facilona sería menospreciar el gran trabajo que hay detrás de su directo. Llámenlo house, disco o funky. Bajo, teclado, vocoder y batería sincronizados al servicio de la diversión. En cualquier otro sitio lo de Futuresex hubiese sido en una auténtica locura. Podrían entrar perfectamente en top.
Vetusta Morla eran el gran reclamo del viernes; incluso del festival. Muchos habían comprado su entrada únicamente por ellos, incluyendo aquellos que nunca antes habían pisado un evento de este tipo. A estas alturas es de sobra conocido el increíble directo que gastan los madrileños y en el Kutxa Kultur no decepcionaron. Explotaron muchas de las canciones de su último trabajo -solamente eché en falta Tour de Francia- pero apabullaron con sus grandes himnos a un público entregadísimo y multitudinario. De los momentos que dio de sí el concierto me quedo con ese final de Mapas, rompiendo la barrera del sonido en atronadora conjunción de guitarras in crescendo. Gusten o no sus trucos de escenario, saben defender el valor de su directo sobre las tablas, además de haber conseguido por la vía alternativa algo imposible en nuestro país hace unos años. Gran actuación para culminar una gira de presentación que se intuye muy machacada. Fue el fin de fiesta para un primer día irregular. Había marcha hasta el amanecer en los afters pero tocaba retirarse a casa con la voz de Pucho en los oídos.
SABADO 5 DE SEPTIEMBRE
Una vez repuestos de la primera jornada del Kutxa Kultur, tocaba echar el resto. Las nubes que habían amenazado lluvia daban paso a un cielo envidiable para todos los que asumen la arriesgada tarea de organizar eventos al aire libre en Donosti. Cambiando funicular por autobús, llegué al parque de atracciones empezado el concierto de Albert Cavalier. Da gusto ver el desparpajo de estos chavales sobre el escenario, energía juveníl que casa a la perfección con su garage rock de pura cepa. Lo mejor de todo es que no es una pose. Parecían estar en todos los sitios a la vez, pasándoselo en grande.
En el escenario principal, Mourn bajaban todavía más la media de edad. Puede parecer que haya cierta impostura en el hecho de que dos de sus integrantes sean hijas de The New Raemon y su disco debut fuese acogido con tanta euforia por algunos medios especializados. No por ello dejan de ser un grupo de amigas -y batería- que disfrutan tocando sus propios temas. Como Belako, sin ir más lejos. Su rock al más puro estilo PJ Harvey se diluye en la timidez de una voz infantil que cuenta, entre canción y canción, que escribieron las letras en clase. Son muy disfrutables pero les queda mucho por andar antes de poder llenar un escenario grande con su presencia. Tienen tiempo y aptitudes.
Optamos por dejar de lado a los artistas del autobús de Red Bull y el Teatro Escondido, sabiendo que el domingo se podía disfrutar de House of Wolves y Rafael Berrio en el Dabadaba. En adelante, todas y cada una de las actuaciones del día rozaron un gran nivel. Empezando por Pet Fennec, que sorprendió a todos con una exhibición musical incontestable. La banda de Urko Eizmendi, donostiarra exiliado en Londres, bebe de muchas fuentes pero sobre todo de Big Star, canciones con alma de pop y armonías vocales alucinantes pasadas por el tamiz del rock melódico. Fueron de menos a más hasta desmelenarse -literalmente- en el último tramo del concierto, sin perder un ápice de dulzura. Estoy deseando escuchar el disco que grabarán a finales de año.
A Niña Coyote eta Chico Tornado los habíamos podido ver hace un año en tierras extrañas, abriendo la segunda jornada del Azkena. El binomio Ursula Strong-Koldo Soret mete caña limitándose casi en exclusiva a una batería atronadora y una guitarra distorsionada. Tiene mérito invadir el escenario con una propuesta tan desnuda y salir airoso. Incendiaron el ambiente con riffs al estilo de Black Sabbath o Rage Against the Machine e incluso se atrevieron con un cover de la Foxey Lady de Jimi Hendrix. Los que suplicábamos un sonido más duro nos fuimos a casa bien servidos. Puede que fuese cuestión de decibelios, pero su fórmula funcionó incluso mejor que en Vitoria.
Otra de las sorpresas del día llegó de la mano de The Young Wait, conjunto surgido del encuentro fortuito entre un vasco y un estadounidense en una tienda de discos. El rock americano de Fer García y Chip Kilpatrick recuerda necesariamente a Neil Young pero también a la elegancia sureña de Cracker, nombres con raíces comunes en los cánones del folk. Su actuación fue un manual de clase y autenticidad en cada nota, sobre todo cuando la guitarra del de Alabama se elevaba hasta los cielos. Lástima que semejante recital fuese recibido con cierta frialdad por parte del público, a pesar de la entrega de los músicos. Verlos en sala tiene que ser toda una experiencia.
Muy buena acogida tuvieron los gallegos Novedades Carminha, desenfrenados en lo musical e irreverentes en las letras. La etiqueta de garage-pop define a la perfección su colección de pildorazos que invitan a mover el esqueleto y cantar a la ironía, por no decir mala baba. Títulos como Tú antes molabas, Te vas con cualquiera o Yo no uso condón lo dicen todo pero el que mejor resume su concierto es sin duda Jódete y baila. Divertidísimos de principio a fin. Respondiendo a la invitación, la cuadrilla de Albert Cavalier terminó invadiendo el escenario. Dios los cría y ellos se juntan.
Tenía grabado a fuego el nombre de los Strypes en la cabeza desde su demoledor bolo del Azkena Rock Festival, donde revolucionaron al personal a base de rock setentero acelerado. Quizá por eso me decepcionó que en el Kutxa Kultur se acercasen más a los Artic Monkeys que a los Yawbirds, aún conservando esa chulería de grandes estrellas sobre el escenario. No sabría decir si se debió a un cambio de orientación musical o a un sonido demasiado bajo pero no era lo que yo esperaba de su directo. No quita para que ofreciesen un espectáculo más que digno, perfectamente sincronizados en las voces y marcándose unos bailes en Scumbag City que dejarían en ridículo a los Beatles. Habrá que ver en qué terminan convirtiéndose.
A pesar de su condición de banda de culto, Yo La Tengo fueron recibidos por corrillos de gente hablando a voz en grito. Poco duró el agravio. A modo de protesta, Ira Kaplan, Georgia Hubley y James McNew comenzaron a destrozar sus instrumentos, reventando la batería con un doble bombo imposible mientras las cuerdas arrancaban chillidos a los amplificadores. Aquella catarsis de noise imparable puso en pie de guerra a todos los defensores del trío neoyorquino, consiguiendo de paso que los voceras abandonasen el recinto. Mientras todo eso sucedía, ellos a lo suyo. Se permitieron la licencia de ponerse al frente con unas escobillas, cerrando un par de canciones en silencioso acústico. De la furia al sosiego, desconcertantes y magistrales. Son verdaderos outisders y tocan lo que quieren cuando quieren. Fue un cierre atípico para un festival cada vez más interesante, bien organizado, solvente en el sonido y algo abusivo en los precios. En definitiva, con sus polémicas, alegrías y desencuentros pero sin olvidar lo que de verdad importa: que la música siga sonando.
TOP KUTXA KULTUR 2015
1.- Yo La Tengo
2.- The Young Wait
3.- Angel Olsen
4.- Pet Fennec
5.- Vetusta Morla
[fotos: Juan G. Andrés ]